Cordobeses, indiferentes con el ambiente
Sólo el 1 por ciento -al igual que el promedio nacional- declara que su inquietud al respecto es "muy alta". En la provincia, 82 por ciento se preocupa "poco" o "muy poco".
- 24/02/2012 00:01 , por Redacción LAVOZ
Pese a que el planeta muestra señales cada vez más concretas de desmejoramiento, el cuidado del medio ambiente está lejos de ser una prioridad para los argentinos. Según un estudio realizado por la Secretaría de Investigación de la Universidad Siglo 21, sólo el uno por ciento de los habitantes del país tiene una preocupación “muy alta” por la ecología ambiental.
Del lado contrario, el 83 por ciento tiene inquietud “baja” o “media baja” por el tema. En tanto, un 16 por ciento manifiesta que su preocupación es “media alta”.
Las encuestas se realizaron sobre 1.062 casos en Córdoba, Capital Federal, Rosario, Corrientes, Tucumán, Comodoro Rivadavia y Mendoza; y contaron con la dirección de Aldo Merlino, director del área de investigación de UES21.
En el medio. La preocupación por el medio ambiente no es pareja en todo el país: los ciudadanos de Corrientes, Tucumán y Capital Federal se manifiestan como los menos alarmados por el calentamiento global, mientras que los más comprometidos son los mendocinos.
En un análisis local,
82 por ciento de los cordobeses se preocupa “poco” o “muy poco” por la ecología, mientras que 18 por ciento corresponde al índice de inquietud “alta” o “media alta”.
Además, según el estudio, el nivel de preocupación por el cuidado del planeta crece a medida que avanza el nivel educativo. De este modo, 26 por ciento de los argentinos con estudios universitarios completos indicó que la ecología era importante.
En tanto, ese porcentaje baja a 22 por ciento en el caso de quienes tienen esos estudios incompletos, a 11 para las personas con secundario completo y a siete por ciento en el caso de los que no finalizaron sus estudios secundarios. La preocupación por el medio ambiente tiene índice cero en el caso de las personas sin estudios.
Hábitos ecológicos. Según explica el biólogo Federico Kopta, las personas son conscientes de los efectos de la falta de cuidado del planeta, y eso se nota, por ejemplo, en las tormentas de tierra que se relacionan con el desmonte.
“Lo que faltan son canales de participación. Por ejemplo, en el caso de la recolección diferenciada de residuos, si el sistema en general se cumpliera y funcionara, el compromiso de la gente se incrementaría muchísimo”, explica Kopta.
Por su parte, el biólogo Ricardo Suárez explicó que la gente es consciente de que el planeta está en problemas, pero muchos exigen soluciones a terceros y no hacen nada por cambiar las cosas.
“El cuidado del planeta no es un problema sólo de los ambientalistas, es un problema de todos”, señaló Suárez.
Los biólogos coinciden en que, cambiando unos pocos hábitos de consumo, la gente puede colaborar con el planeta.
Cerrar la canilla mientras se lavan los dientes es uno. En relación con esto, la encuesta de la Universidad Siglo 21 demostró que cinco de cada 10 personas con “baja preocupación” por el ambiente manifestaron dejar correr el agua siempre o casi siempre.
Por el contrario, 75 por ciento de quienes indicaron estar “preocupados” o “muy preocupados” por el tema no deja abierta la canilla nunca.
El uso excesivo de papel también resulta dañino para la naturaleza, porque incrementa la tala de árboles. El 68 por ciento de quienes manifiestan baja preocupación por el planeta sienten que “no pueden hacer nada al respecto”.
Pero a su vez, llamativamente, en ese mismo grupo el 56 por ciento está dispuesto a utilizar papel reciclado aunque el costo sea superior.
A cuidar el planeta
En el hogar. Algunas pequeñas acciones pueden ayudar en el cuidado del planeta.
Austeridad en el uso de recursos. Usar sólo cantidades necesarias de agua, energía eléctrica y envases, sin desperdiciarlos.
Plantar un árbol. Es una medida sencilla, pero no todos los cordobeses tienen en sus veredas. Los árboles purifican el aire, dan sombra, reducen los ruidos y son hábitat de aves.
Elaborar abono orgánico. Se puede generar en el jardín de la casa, a partir de restos vegetales verdes. Esto no sólo crea tierra fértil: también permite reutilizar parte de la basura.
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