NUESTRA PUBLICACIÓN EN SEMANARIO BAMBA
Edición nº 381
«Vivir en equilibrio con la naturaleza es el desafío. Trabajar para lograrlo, es tarea de todos». El autor
Villa Carlos Paz
Un ecosistema urbano en búsqueda del equilibrio
«Vivir en equilibrio con la naturaleza es el desafío. Trabajar para lograrlo, es tarea de todos». El autor
Villa Carlos Paz es una ciudad -al igual que tantas otras de este planeta- donde la «creación natural» está asociada con la «creación del hombre o artificial». En los últimos años, y por diversas circunstancias, se verificaron colisiones en estas dos perspectivas, que en nada favorecieron a una visión urbano-ambiental holística.
Nuestra Villa es un espacio parcialmente artificial, enclavado en un entorno parcialmente natural, donde el río, las sierras y el mismo Embalse del Dique San Roque (aunque sea una creación artificial) han pasado a formar parte de esta simbiosis o asociación. Lo parcialmente artificial pareciera que avanza sobre lo parcialmente natural -de una u otra forma- por lo que se ve y lo que se intuye, ante algunos proyectos en vías de ejecución y otros probables hacia el futuro.
•El territorio
Existen diferentes visiones sobre lo que es un «Ecosistema Urbano», de qué manera se ha formado y cómo debiera regularse su funcionamiento. Si analizáramos el crecimiento de la ciudad de Villa Carlos Paz durante las últimas décadas no podríamos eludir lo que ante nuestros ojos se presenta como una expansión irreversible. ¡Tantas veces hemos analizado equivocadamente los conceptos de «crecimiento» y «desarrollo»!
Tal lo explicita nuestra Carta Orgánica Municipal, la ciudad como «Ecosistema Urbano» quedaría definida en su Artículo Nº 2, donde la «Unidad Territorial» se hace presente con todos los otros elementos constitutivos. Básicamente podríamos reducir al ecosistema en tres unidades: Territorio, Población y Actividad. El aumento de la población o la presión de las propias actividades de la misma, son las que impactan la unidad más vulnerable de la trilogía: EL TERRITORIO.
•Un comienzo
El hecho que desde el Consejo de Planeamiento Urbano Ambiental surgiera un dictamen sobre el Área Protegida-AP1, y que en el Concejo de Representantes quedara plasmada esta invalorable labor en la sanción de una Ordenanza, está marcando un antes y un después, al respecto de los tres lados de un triángulo que debe mantener equilibrio. Y esa armonía sólo puede ser «sustentable» cuando se actúa con sensatez para preservar el territorio como espacio vital.
Estos primeros pasos están indicando que estamos empezando a ver la ciudad desde un enfoque ecológico. Son los primeros pasos, pero seguros, quizás con algunas falencias propias de esta instancia, pero que en absoluto invalidan el comienzo, sino que lo refuerzan al haberse advertido las mismas.
•El desafío a construir
De aquí en más queda un amplio camino para construir. Hay que estructurar mecanismos de relaciones armónicas entre los sectores de la población estable y con ansias de participación, y la que se asocia en épocas de temporadas turísticas. Paralelamente, todo debe estar contemplado desde la construcción de una normativa ágil y dinámica.
Nuestra ciudad, al igual que otros hábitats, está enclavada en un territorio que a la vez es un ecosistema que interacciona con su ambiente natural, artificial, social, cultural. Ecosistema donde ingresa y egresa materia y energía: agua, alimentos, recursos energéticos, otros insumos que hacen al sustento y comportamiento de organismos vivos. Del mismo modo, los egresos, entre otros, tienen relación directa con residuos sólidos urbanos, gaseosos o líquidos, etc. que sin duda hacen a la problemática de lo «económico» en relación a lo «ecológico», y que a veces no son fáciles de analizar y solucionar.
A diario vemos cómo «nuestro ecosistema urbano» se modifica tanto en las unidades de paisaje artificial y/o paisaje natural. Nuestro desafío es tener bien en claro qué queremos modificar o conservar, en lo urbano y en lo natural.
•Componentes del ecosistema
Algunos autores conceptualizan a una ciudad como ecosistema de acuerdo con determinadas propiedades que hacen a su estructura y función, y podrían observarse los siguientes componentes:
* Biológicos: agua potable, fuentes de agua. Aguas negras o residuales, dióxido de carbono y otros gases, calidad del aire y otros componentes biológicos.
* Bioculturales: que hacen a la obra «artificial», materiales de construcción, transporte, gas, manufacturas, servicios médicos, etc.
* Culturales: servicios educativos, deporte, recreación, actividades científicas, artísticas, etc.
* Reguladores: desde la célula familiar, hasta el propio Estado y otras instituciones, medios de comunicación, etc.
Todos estos aspectos nos delimitan un «ecosistema» vulnerable y complejo donde están presentes muchos elementos como los que por estos días generan algún tipo de reacción o conflicto social. Ejemplos: La contaminación del embalse, los conflictos sociales generados por la construcción de un jardín de infantes o una planta reductora de transformadores, discusiones en torno a la protección de espacios naturales: faldeos serranos o perilago del embalse; si se promueven construcciones en altura, o no. Podríamos agregar muchísimos otros más, que indicarían lo inestable que pueden ser estos ecosistemas urbanos, si no atendemos equilibradamente todas las cuestiones de un «cuerpo vivo».
Recorrido necesario hacia la participación ciudadana y la interdisciplina buscando la transdisciplina
Creemos que existe tal posibilidad, si todos los actores de las problemáticas de los «ecosistemas urbanos» adoptan modalidades de trabajo eficientes. Resumiremos en el entrecomillado, lo que la licenciada en Ciencias Biológicas María Di Pace (1) dice al respecto de una perspectiva pluralista que tiene que ver con lo tratado en párrafos anteriores. La especialista lo analiza desde un vínculo indisoluble entre las ciencias naturales y las ciencias sociales:
«*El trabajo en equipo: la formación de actitudes cooperativas en el grupo, sin jerarquización de una disciplina sobre la otra, en un proceso de cooperación, en el sentido literal del térmi0no.
* La flexibilidad: la existencia de apertura en cuanto a la búsqueda de modelos, métodos de trabajo, técnicas, sin actitudes dogmáticas, con reconocimiento de divergencias y disponibilidad para el diálogo.
* La cooperación recurrente: la continuidad en la cooperación entre los conceptos disciplinarios para lograr la cohesión del equipo. Una cooperación ocasional no es interdisciplinaria.
* La reciprocidad: la interacción entre las disciplinas o entre los conceptos desarrollados en los campos de las disciplinas. La reciprocidad lleva al intercambio de métodos, conceptualizaciones, códigos lingüísticos, técnicas, resultados, etc.».
Es nuestro deseo, desde el lugar que nos encontramos, llamar a la reflexión para que todos los que vivimos en esta ciudad de Villa Carlos Paz apuntemos hacia una «construcción compartida» y una «administración responsable» de nuestro «ecosistema urbano». Buscar espacios de encuentros y no desencuentros, es el desafío. No nos caben dudas, también, que lo vamos a lograr. Sólo hace falta grandeza, en actitudes de unos y otros.
(1) Ecología de la ciudad. María Di Pace (Directora), Horacio Caride Bartrons (Editor). Universidad Nacional de General Sarmiento. Prometeo libros. Capítulo 1, Ecología Urbana, Página 30.
FUNEAT - Fundación Educación, Ambiente y Trabajo
Ing. Juan Carlos A. Paesani
Presidente
23 de Julio de 2010
Carlos Paz, Córdoba
No hay comentarios:
Publicar un comentario