Los propietarios son coleccionistas: una verdadera casa-museo.
Pese a las grietas y humedades que ahora la marcan, ingresar a esta casa jesuítica sigue siendo un viaje en el tiempo a sólo 20 pasos de distancia del pavimento de la calle Duarte Quirós. Muros monumentales de piedra, sótanos abovedados, un pequeño patio de estilo colonial y, debido al antiguo oficio de anticuarios de sus actuales dueños, la vivienda luce como una casa museo.
Todos sus muros y rincones están ocupados por enseres y adornos de siglos de antigüedad, relacionados, la mayoría de las veces, con la historia cordobesa. Cuadros, figuras de santos, tapices, arañas antiguas, una bañera de piedra desenterrada del patio, rejas y tallas de templos religiosos que ya no existen, todo integra el nutrido mobiliario de la vivienda.
Según sus dueños, se trata de la más antigua construcción que existe en Argentina que se sigue utilizando como vivienda familiar. El arquitecto Carlos Page recordó que también en Santa Catalina continúan viviendo familias en una construcción que tiene siglos de antigüedad.
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