Fotografía La Voz del Interior desde la web
Córdoba y la crisis ambiental
A partir de la situación local, se advierte que existe una desconexión inmensa entre lo que es la realidad y las políticas que deberían aplicarse. Por Fernando Lasagno.
Fernando Lasagno Integrante del grupo “Por la Reserva San Martín” La ciudad de Córdoba, con algo menos de 1,4 millón de habitantes, tiene una problemática que combina varias carencias importantes. En su origen, obedecen al hecho de no haberse acompañado con planificación el ritmo de crecimiento poblacional, urbano, inmobiliario y del parque automotor.
Entre los problemas, tenemos deficiencias básicas en la adecuada provisión en cantidad y calidad de agua, en las obras de cloacas, en el tratamiento de los desechos, y la expansión desproporcionada y excesiva de los emprendimientos de barrios y countries privados hacia sectores que debieran ser reservorios del remanente de eco regiones. Ya tenemos una red vial urbana que quedó totalmente superada por el aumento desproporcionado en la cantidad de vehículos particulares, y lo mismo ocurre en lo que son las redes principales, con escasas posibilidades de expansión, dado que ya se ha usado gran parte de los sectores por la expansión urbana.
Si una ciudad cuya superficie de 576 kilómetros cuadrados cuenta con mucho menos superficie de espacios verdes que lo recomendado por la OMS (un mínimo de nueve metros cuadrados por habitante), no se pueden seguir depredando los recursos naturales. Las empresas inmobiliarias y constructoras, sumidas en la moda de un marketing errado, eliminan el verde tras sus enormes carteles; el errado criterio de regar las calles y veredas con mangueras, como si echando agua en el cemento fuera a crecer algo; el descarte exagerado de desperdicios, sin conocer que podemos consumir con más responsabilidad, son actitudes que complican más el panorama.
Todo esto es sólo una parte de la problemática ambiental de la ciudad. Si vemos un poco más allá de los límites de nuestra capital y leemos los datos reales de desmonte y deforestación, nos encontramos con que sólo en nuestra provincia se ha exterminado desde hace un siglo más de 96 por ciento de los bosques nativos, por lo cual quedan ahora unas 600 mil hectáreas. Esa cifra constituye una superficie que está casi totalmente degradada. Ello es demostrativo de que no hubo un uso planificado y sustentable de los espacios verdes.
Y podemos incorporarles a estos datos la perspectiva de concreción de obras viales sobre el remanente de la eco-región del espinal que tenemos aún en la Reserva del Parque General San Martín. Se trata de 176 hectáreas de pulmón verde en la ciudad y prestadora de múltiples servicios ambientales y naturales en forma gratuita, que los ciudadanos desconocen. Aquí en un análisis macro, como vecino preocupado, en acción y en conjunto con el grupo “Por la Reserva San Martín”, advierto que existe una desconexión inmensa entre lo que es la realidad y las políticas que se deberían adoptar.
La grave crisis ambiental y la pérdida de los recursos naturales no sólo a nivel de la geografía local sino alrededor de todo el planeta, ha hecho que cada lugar en el mundo sea una aldea global, como uno de los “beneficios” de esta globalización que golpea ya a todos. Pero como no existe sintonía entre esta realidad y la irrealidad que nos pinta el consumo, el marketing de las necesidades, los beneficios de la comodidad excesiva, y en el día a día de cada uno de nosotros que busca el pan para sí y para sus hijos, percibo un filtro que rompe no sólo cualquier ley ambiental escrita, sino lo moral y ético.
Es una responsabilidad de las autoridades de Gobierno en materia de política ambiental a nivel de toma de decisiones, mientras que paralelamente persiste una maraña de acuerdos entre las grandes empresas que manipulan alimentos, energía y tecnología. Esos grupos fueron los grandes beneficiados de esta globalización y degradación ambiental, que en forma tan compleja ha institucionalizado esta cultura de la ignorancia.
El resultado es que la verdadera crisis está entre nosotros, ya golpea y amenaza potencialmente la vida tal como la conocemos. En estas elecciones para la renovación parcial de las bancas en el Congreso Nacional, en general no hemos visto un sinceramiento y propuestas serias en materia de cuidado y protección de nuestro ambiente. Es más, casi no hubo propuestas de ningún tipo, y las que existieron no pasaron de meras promesas superfluas y de tipo político.
Esperemos que los vecinos despierten ante estas problemáticas y comiencen a impulsar el cambio que quieren ver en el mundo. Porque si esperamos un replanteo de los gobiernos y los grupos empresarios que manejan el grueso de las decisiones, no estaremos aquí ni tampoco nuestros hijos para cuando se les cruce por la conciencia una intención de cambiar esta irrealidad. © La Voz del Interior
FUENTE NOTA DE OPINIÓN: DIARIO LA VOZ DEL INTERIOR - MIÉRCOLES 1 DE JULIO DE 2009
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