Proponen crear un fondo para proteger las "fábricas de agua"
Científicos y ONG plantean generar recursos para compensar a los dueños de las tierras donde se forman los arroyos en las sierras.
El agua no sobra en esta provincia. La mayor parte de la que consumimos los cordobeses nace en las sierras. Pero somos cada vez más y el agua que “fabrican” nuestras sierras es cada vez menos.
Varios estudios muestran que en los últimos años, en los meses de estación seca, las vertientes serranas aportan menos agua, por efecto de la menor cubierta vegetal (pastizales y bosques nativos). Donde esa vegetación se conserva, la generación de agua sería mayor.
Córdoba ha hecho –y está haciendo– poco y nada por preservar esa fábrica de agua. Sobrepastoreo, incendios y desmontes están entre las causas. Y las zonas declaradas como reservas hídricas por leyes provinciales no se preservan como tales.
En ese marco, y ante la inacción estatal, desde diversos sectores empiezan a plantear ideas para la discusión. ¿Cómo generar recursos para reforestar las sierras altas? ¿Cómo compensar a los dueños serranos que hagan prácticas de preservación para que “vendan” el agua que sus suelos producen y Córdoba necesita?
Desde algunos ámbitos científicos y entidades no gubernamentales empiezan a analizar ideas para generar un fondo provincial que asegure recursos específicos, continuos y controlables con este fin.
Con ese dinero se podría incentivar a dueños de tierras serranas altas a preservar sus suelos. En lugar de vender ganado, por ejemplo, proporcionarían más agua, al cuidar los suelos y sumar más vegetación. O que hagan ambas cosas pero con más equilibrio que hoy.
Otra idea paralela sería que ese fondo le permita al Estado reforestar las decenas de miles de hectáreas en altura ganadas por la erosión.
Desde esta perspectiva, se cita el antecedente del “impuesto al fuego”. El tributo creado años atrás, que pagan todos los cordobeses con la factura de energía, financia el Plan Provincial de Manejo del Fuego y recauda por año unos 45 millones de pesos.
Algunos sugieren algo similar, pero sobre la tarifa de agua. Otros creen que se podría usar parte de ese tributo ya existente, para no despertar antipatías con una nueva tasa.
Cuatro sugerencias
Sandra Díaz. La investigadora especialista en servicios ambientales de la Universidad Nacional de Córdoba y del Conicet advirtió en 2008 que entre otras medidas para garantizar el agua del futuro en Córdoba “es fundamental la protección de la vegetación de las sierras”.
Entonces, la integrante del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático que obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 2007, ya sugería la creación de “incentivos, por ejemplo, mediante un mínimo porcentaje de la tarifa de agua potable para destinar a planes de conservación y desarrollo sustentable en las sierras”.
“Destinar una pequeña parte de lo que se paga por agua a ese fin sería posible, mientras se haga muy transparente, creíble y controlable”, agrega. La experta entiende que ese aporte nunca “debería ser para pagar costos de las empresas distribuidoras” y propone fijar un “criterio de trazabilidad”, que permita a la sociedad hacer un seguimiento de cuánto se recauda y en qué se gasta.
Germán Jaacks. La autoridad del Parque Nacional Quebrada del Condorito sostiene que “es hora de asumir el concepto de pagar por los servicios ambientales que se prestan a toda la comunidad”.
“Se podría acordar con dueños en zonas de cuencas para que en vez de una vaca cada dos hectáreas tengan una cada seis, ayudando así a cuidar suelos y vegetación, pero compensándolo por la diferencia. Otras sociedades han llegado a acuerdos de este tipo”, señala.
Jaacks considera que si se creó un fondo para los incendios, por qué no hacer algo similar con el agua, gravando sobre todo a los consumos excesivos. Aunque señala que “la gente podría reclamar por tener un nuevo costo impositivo, compara: “Pagar un costosísimo acueducto desde el Paraná, como sugiere el Gobierno, será mucho más caro e irracional para los contribuyentes que preservar las sierras que ya tenemos fabricando agua”.
Daniel Renison. El biólogo de la UNC y el Conicet viene realizando estudios sobre la relación entre agua y bosques en las sierras. “Es una buena idea generar incentivos, para reconocer a los de la sierra alta como productores de agua”, opina. Tras admitir que puede “sonar utópico” considera que es el camino en el que están avanzando en otros países.
Federico Kopta. El coordinador del Foro Ambiental Córdoba cree que hacen falta recursos para conservar las cuencas degradadas y dar la discusión para asegurarlos.
El biólogo y docente universitario apunta que el Estado hoy no destina fondos a este fin y que la falta de políticas activas ya muestra las consecuencias. Pero a la vez, admite que crear una contribución a cargo de los usuarios “parece complejo porque corre con la desventaja de lo odioso que resulta todo nuevo tributo, aunque sea mínimo”.
Kopta se pregunta si, dado que ya existe el “impuesto al fuego”, no podría destinarse una parte a este nuevo fin. “Ahora se deriva el 30 por ciento de ese tributo a erradicar basurales”, apunta
Kopta se lamenta que el problema se agudice con la nueva ley de bosques nativos, sancionada por la Legislatura cordobesa. “Conspira contra los criterios de conservación de las cuencas hídricas”, asegura.
En otros países se ensaya.
Sandra Díaz cita que en Costa Rica a productores de la selva que cuidan suelos se los compensa, por su aporte hídrico. Y cita que en varios países de América y Europa hay medidas en similar sentido. Daniel Renison expone el caso de Nueva York, “que debió salir a comprar bosques en cuencas altas y reforestarlas”. Díaz acotó que a esa ciudad “le salió más barato reforestar cuencas altas donde nace los ríos de los que se abastece que armar cada vez más impresionantes plantas potabilizadoras”.
Otras medidas para cuidar el recurso
Cuando ya en 2008 la científica Sandra Díaz sugirió, a través del Foro Ambiental Córdoba, algunas medidas para garantizar el agua, sobre todo en el Gran Córdoba como área más comprometida, planteó varios puntos, además de generar recursos para la esencial preservación de las cuencas hídricas en las sierras.
Entre ellos, citó la necesidad de minimizar pérdidas con la reparación de canales y redes domiciliarias, desalentar los consumos desmedidos, mayor análisis de factibilidad hídrica ante nuevos emprendimientos que demanden alto uso de agua, elaborar un plan estratégico de nuevos reservorios y canales en la zona que rodea a la capital y medidas para favorecer, en el ámbito público y privado, el riego nocturno por sobre el diurno y el riego por goteo o por aspersión controlada por sobre otros sistemas.
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