Volcanes, cómo afectan al planeta
El Eyjafjalla es pequeño en comparación con otros grandes volcanes, cuyas consecuencias ambientales son enormes
El volcán islandés Eyjafjalla ha paralizado el tráfico aéreo europeo durante los últimos días. La decisión ha sido polémica porque algunos la han considerado exagerada, mientras otros recuerdan que se ha seguido el protocolo para evitar posibles catástrofes. En cualquier caso, los científicos señalan que la nube de cenizas ha disminuido hasta niveles "insignificantes". Los vulcanólogos añaden que la del Eyjafjalla es pequeña en comparación con otras grandes erupciones y advierten de sus efectos sobre la salud y el medio ambiente, algunos devastadores y otros positivos.
Fecha de publicación: 23 de abril de 2010
Eyjafjalla, ¿se ha exagerado su impacto?
- Imagen: fridgeirsson -
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El volcán Eyjafjalla, ubicado bajo el Eyjafjallajökull (del islandés "glaciar de la montaña de la isla" y pronunciado éyzfasleiguk), podría no haber sido tan peligroso como para paralizar el tráfico aéreo europeo. Las aerolíneas KLM, Lufthansa y Air France realizaron varias pruebas sin pasajeros para comprobar sus verdaderos efectos. Las aeronaves volaron a altitudes de entre 3.000 y 8.000 metros y, según sus responsables, no se han registrado daños en los motores ni en el fuselaje.
El responsable de Movilidad y Transporte de la Comisión Europea, Matthias Ruete, ha señalado que estas pruebas sugieren que se ha sobrevalorado el riesgo. Según este comisario europeo, "el modelo informático utilizado se basa en ciertas asunciones donde no hay claras evidencias científicas. Hay una zona oscura en ciertas áreas".
La erupción del Eyjafjalla no ha sido grande, sino intensa, como cuando se echa agua en un sartén de aceite
Los defensores de la medida sostienen que se han seguido los protocolos de actuación para evitar posibles catástrofes. Los aviones no pueden detectar la llegada de una nube de ceniza volcánica cuando no es muy densa. La procedente de Islandia ha sido visible en su zona central, pero no en sus aledaños. En caso de entrar en contacto con un avión, las consecuencias pueden ser letales. Las cenizas lijan el aparato, incluso los cristales de la cabina, que se queda sin visibilidad. Su carácter abrasivo puede parar los motores. Y como absorben el agua, también pueden causar cortocircuitos. Al entrar en el sistema de ventilación, el intenso olor a azufre perturba a la tripulación y a los pasajeros.
Las compañías aéreas cuentan con varios casos de aeronaves que sufrieron las consecuencias de su paso por una nube de cenizas. El primero y más importante se produjo en junio de 1982. Un Boeing 747 de British Airways sobrevolaba Indonesia y sus cuatro motores se pararon de forma repentina, si bien el avión logró aterrizar en el aeropuerto de Yakarta.
Joan Martí, investigador del CSIC en el Instituto Jaume Almera de Barcelona, recuerda que la última gran erupción del Etna, en Italia, provocó el cierre durante varios meses del aeropuerto de la vecina Catania. Según este científico, también secretario general de la Asociación Internacional de Vulcanología, el Eyjafjalla no destaca en un país de vulcanismo extremo. Su erupción no ha sido grande, sino intensa, como cuando se echa agua en una sartén de aceite, explica.
El responsable de Movilidad y Transporte de la Comisión Europea, Matthias Ruete, ha señalado que estas pruebas sugieren que se ha sobrevalorado el riesgo. Según este comisario europeo, "el modelo informático utilizado se basa en ciertas asunciones donde no hay claras evidencias científicas. Hay una zona oscura en ciertas áreas".
La erupción del Eyjafjalla no ha sido grande, sino intensa, como cuando se echa agua en un sartén de aceite
Los defensores de la medida sostienen que se han seguido los protocolos de actuación para evitar posibles catástrofes. Los aviones no pueden detectar la llegada de una nube de ceniza volcánica cuando no es muy densa. La procedente de Islandia ha sido visible en su zona central, pero no en sus aledaños. En caso de entrar en contacto con un avión, las consecuencias pueden ser letales. Las cenizas lijan el aparato, incluso los cristales de la cabina, que se queda sin visibilidad. Su carácter abrasivo puede parar los motores. Y como absorben el agua, también pueden causar cortocircuitos. Al entrar en el sistema de ventilación, el intenso olor a azufre perturba a la tripulación y a los pasajeros.
Las compañías aéreas cuentan con varios casos de aeronaves que sufrieron las consecuencias de su paso por una nube de cenizas. El primero y más importante se produjo en junio de 1982. Un Boeing 747 de British Airways sobrevolaba Indonesia y sus cuatro motores se pararon de forma repentina, si bien el avión logró aterrizar en el aeropuerto de Yakarta.
Joan Martí, investigador del CSIC en el Instituto Jaume Almera de Barcelona, recuerda que la última gran erupción del Etna, en Italia, provocó el cierre durante varios meses del aeropuerto de la vecina Catania. Según este científico, también secretario general de la Asociación Internacional de Vulcanología, el Eyjafjalla no destaca en un país de vulcanismo extremo. Su erupción no ha sido grande, sino intensa, como cuando se echa agua en una sartén de aceite, explica.
La nube de cenizas ya es "insignificante"
El Eyjafjalla sigue en erupción pero la nube de cenizas ha disminuido hasta niveles "insignificantes", según científicos del Instituto de Ciencias de la Tierra de Islandia. Si se produjera más ceniza, señala Ramón Ortiz, vulcanólogo del CSIC y del Museo Nacional de Ciencias Naturales, se vería en el cielo un colorido como el del cuadro "El Grito", de Edvard Munch, que reflejó los efectos en la atmósfera de la erupción, en 1883, del volcán Krakatoa (Indonesia).
Cada mes ocurren más de diez erupciones mayores que la de Islandia
Otra cuestión barajada estos días, y que incluso dio lugar a una noticia desmentida horas después, es que otro volcán cercano y de mayor tamaño, el Katla, sufra una erupción. Algunos expertos han señalado que sus cenizas podrían recorrer todo el planeta. En el pasado ha registrado actividad al mismo tiempo que el Eyjafjalla, y durante los dos últimos años se han detectado señales de que podría entrar en acción. Ortiz recuerda que son sistemas volcánicos independientes y no hay ninguna evidencia de que vaya a activarse de inmediato.
Eyjafjalla, un pequeño volcán
El volcán del glaciar Eyjafjallajokull entró en erupción por primera vez en 200 años el pasado 20 de marzo. Su magnitud ha sido pequeña en relación a otras erupciones y, como indica Ramón Ortiz, cada mes ocurren más de diez erupciones mayores que la de Islandia. En este caso, la circulación de ceniza se ha producido en un espacio aéreo muy transitado, que ha llevado a tomar la decisión de cerrarlo. No ocurre lo mismo en Alaska, Kamchatka (Rusia) o Indonesia. En estas zonas de gran actividad volcánica, no es frecuente que se cierre su espacio aéreo.
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Eyjafjalla, un pequeño volcán
El volcán del glaciar Eyjafjallajokull entró en erupción por primera vez en 200 años el pasado 20 de marzo. Su magnitud ha sido pequeña en relación a otras erupciones y, como indica Ramón Ortiz, cada mes ocurren más de diez erupciones mayores que la de Islandia. En este caso, la circulación de ceniza se ha producido en un espacio aéreo muy transitado, que ha llevado a tomar la decisión de cerrarlo. No ocurre lo mismo en Alaska, Kamchatka (Rusia) o Indonesia. En estas zonas de gran actividad volcánica, no es frecuente que se cierre su espacio aéreo.
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