Energía a partir de purines
Varias instalaciones aprovechan en España los residuos del ganado para generar electricidad, evitando de paso su impacto ambiental
La basura que se aprovecha no es un residuo, sino un recurso. Las plantas de tratamiento y cogeneración energética de purines consiguen este objetivo, al utilizar estos restos de la industria ganadera para producir electricidad, agua de riego y fertilizantes comerciales, evitando así la contaminación que supone su vertido en el entorno. Sin embargo, sus responsables se quejan de las dificultades legislativas y económicas para mantener y poner en marcha estas instalaciones.
PorLa basura que se aprovecha no es un residuo, sino un recurso. Las plantas de tratamiento y cogeneración energética de purines consiguen este objetivo, al utilizar estos restos de la industria ganadera para producir electricidad, agua de riego y fertilizantes comerciales, evitando así la contaminación que supone su vertido en el entorno. Sin embargo, sus responsables se quejan de las dificultades legislativas y económicas para mantener y poner en marcha estas instalaciones.
ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
Fecha de publicación: 10 de diciembre de 2008
Los purines son una mezcla de excrementos sólidos y líquidos del ganado, aguas residuales y restos de comida que las gentes del campo han reutilizado como abono. Sin embargo, las explotaciones ganaderas intensivas producen hoy día varios millones de toneladas de purines que no se pueden reaprovechar a la manera tradicional, convirtiéndose en un residuo con un gran impacto medioambiental.
Vertidos de manera incontrolada, los purines pueden contaminar el suelo por exceso de nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio), las aguas continentales por sus nitratos, y la atmósfera por sus emisiones de amoniaco, metano y malos olores. Los expertos calculan que tienen un poder contaminante cien veces superior al de las aguas residuales urbanas, de ahí que por ejemplo en Holanda han llegado a limitar la producción ganadera para reducir su impacto.
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Vertidos de manera incontrolada, los purines pueden contaminar el suelo por exceso de nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio), las aguas continentales por sus nitratos, y la atmósfera por sus emisiones de amoniaco, metano y malos olores. Los expertos calculan que tienen un poder contaminante cien veces superior al de las aguas residuales urbanas, de ahí que por ejemplo en Holanda han llegado a limitar la producción ganadera para reducir su impacto.
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