A continuación un árticulo del Diario La Voz del Interior del día Domingo 21/12/08. El problema que se presenta en los puentes de vados ya lo hemos tratado en un artículo que fuera publicado en el SEMANARIO BAMBA de VILLA CARLOS PAZ. Hace años que se reclama ante las autoridades sobre el tema seguridad. Por ejemplo: los Vecinos Autoconvocados de la Avenida Cárcano no hemos de bajar los brazos ante el Riesgo Instalado de una Vía de Alta Velocidad, donde en algunos tramos no existen veredas porque no se hicieron las expropiaciones correspondientes. El cordón cuneta termina donde comienzan las verjas. De nada valieron las acciones que se ha generado desde el reclamo social. Allí permanece el RIESGO, como el de los puentes. La pregunta: ¿Ningún funcionario Público con competencia en estos temas, pasó por estos lugares?.
Ya es tarde para muchas cosas, sobre todo cuando se ha perdido el bien más preciado: LA VIDA, de otros seres humanos.
Esto es lo que ocurre y seguirá ocurriendo cuando el Estado está ausente o sordo ante los reclamos que no cesan. ¿Hasta Cuándo?
El puente de Cuesta Blanca tiene baranda de un solo lado. El 29 de noviembre, una pareja que iba en una moto lo sufrió fatalmente.
En Playas de Oro IV, también es un peligro cruzar a pie.
En Playas de Oro, el puente queda bajo con cualquier crecida.
Fernando Agüero
La falta de previsión, la postergación en la realización de obras para dotar de mayor protección el entorno de los ríos y la tragedia se volvieron a conjugar este año, antes del inicio de la temporada estival. Fueron cuatro las muertes que se podrían haber evitado si las medidas de seguridad y los operativos de las fuerzas que deben actuar en las crecidas se hubieran activado como corresponde.
En Playas de Oro, el puente queda bajo con cualquier crecida.
En los puentes de Punilla reina la desidia
El abandono de los vados y pasarelas del principal valle serrano se cobró cuatro vidas en los últimos 40 días.
Fernando Agüero
Corresponsalía
La falta de previsión, la postergación en la realización de obras para dotar de mayor protección el entorno de los ríos y la tragedia se volvieron a conjugar este año, antes del inicio de la temporada estival. Fueron cuatro las muertes que se podrían haber evitado si las medidas de seguridad y los operativos de las fuerzas que deben actuar en las crecidas se hubieran activado como corresponde.
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