MEDIO AMBIENTE
Laguna de Mar Chiquita Biodiversidad en peligro
Preocupan las obras de extracción de agua del río Dulce, principal afluente de Mar Chiquita. Éstas reducirían el caudal de agua que ingresa a la laguna y pondrían en peligro su flora y fauna. Los especialistas alertan sobre las consecuencias y piden que este tema se trate en un Comité de Cuenca, donde nuestra provincia participe.
A principios de octubre, los gobernadores de Santa Fe y Santiago del Estero firmaron un convenio para que se realice el estudio de factibilidad del acueducto que transportará agua para consumo humano y de animales desde el río Dulce. Esto permitiría solucionar los problemas ocasionados por la falta de agua potable para consumo humano y para ganadería, en una región que está sufriendo la sequía.Los funcionarios de las provincias vecinas aseguran que el acueducto beneficiará a más de 140.000 personas, y reconocen que se trata de una obra muy ambiciosa; sin embargo, los proyectos no tienen en cuenta el grave impacto ambiental que esto significará para la laguna de Mar Chiquita y para toda la región. Cabe mencionar que esta nueva obra se suma a las numerosas derivaciones que ya tiene el río Salí-Dulce en Santiago del Estero, las cuales reducen considerablemente el caudal que ingresa a la laguna; por lo cual los especialistas temen que la misma se reduzca considerablemente.Cuando se dio a conocer la firma del proyecto para construir un acueducto que tomará agua del principal aportante de la laguna y los humedales, los miembros del PROMAR (Programa Mar Chiquita de la Universidad Nacional de Córdoba), advirtieron sobre las consecuencias nefastas sobre el cuerpo de agua. Si bien no puede negarse la utilidad de dichas obras, es fundamental que nuestra provincia, en representación de Mar Chiquita, sea tenida en cuenta en cualquier decisión que implique la extracción de agua del río Dulce.
* Implicancias del proyectoSi bien nuestra ciudad se encuentra en la cuenca alta y esto no nos afectaría directamente, como habitantes de la provincia debemos defender esta zona que hace a la riqueza natural de Córdoba y del país. Por más que nos parezca un sitio alejado, y muchos cordobeses no la hayan visitado para apreciar su inmensidad y belleza, Mar Chiquita es una de las regiones más ricas en cuanto a especies animales y vegetales, y por ello debe ser preservada. Para conocer un poco más de este tema, consultamos al doctor en Biología Enrique Bucher, director del PROMAR, programa de investigación, educación y extensión que lleva a cabo el Posgrado en Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional de Córdoba, y que tiene su sede en el Centro de Zoología Aplicada de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. En cuanto a cómo afectarían estas obras a la laguna, el especialista explicó: «Las partes bajas de las cuencas están perdiendo agua porque se las quedan las partes altas. La discusión gira en torno al derecho de agua que tienen las partes de abajo, en relación a las de arriba, por decirlo de alguna manera. En muchos lugares del mundo sucede que las comunidades que viven en las cuencas altas se están quedando con el agua y esto trae serios problemas. El caso más antiguo en nuestro país es el que sucede entre Mendoza y La Pampa, con el río Athuel».Para Bucher, el inconveniente no está dado sólo por el acueducto. «El problema es la suma de obras que se hacen en los ríos. Santiago del Estero tiene varias obras planificadas en distintos estadios de desarrollo. La cantidad de agua que recibe Mar Chiquita por el río Primero es de alrededor de8 metros cúbicos por segundo, a medida que haya más extracciones de cada uno de los pueblos que usan el agua, el caudal que llega a Mar Chiquita será cada vez menor. Con el río Segundo pasa lo mismo, y por supuesto con el Dulce, ya que es el principal afluente».El biólogo explicó que se debe recurrir a un Comité de Cuenca, «para que el tema se maneje de una manera integrada. Es decir, que todos los que tienen derecho al agua discutan qué es lo que le corresponde a cada uno. De esa manera se evitaría que quien tenga «la parte de arriba de la canilla la cierre antes».Lo que falta en este debate es la voz de Córdoba; ya que actualmente, con respecto al río Dulce se están rigiendo por un tratado que data del año 1972. «Éste se hizo en la época en que se pensaba que toda el agua que iba a este río era perdida porque desembocaba en agua salada. Córdoba aceptó ese criterio erróneo; entonces, si las otras dos provincias extraen toda el agua que quieren, la laguna quedaría con un nivel bajísimo, con grandes salitrales, y habría tormentas de polvo y sal, lo cual sería un problema muy serio para toda la región, incluyendo los pueblos costeros», advirtió Bucher.El nivel de Mar Chiquita ya está bajando desde el año 2003, cuando alcanzó su máximo histórico. «Esto podría estar indicando una tendencia climática a largo plazo, la sequía que hubo en Santiago del Estero agudizó esta situación. A medida que baje el nivel y que muchos lugares comiencen a tener períodos de sequía, para resolverlos, van a empezar a resurgir las obras que buscan sacar agua del río Dulce», agregó.Frente a este panorama, el biólogo considera que Córdoba tiene que negociar el derecho de Mar Chiquita. «La laguna debe ser considerada como un usuario y no como un basurero del río. Cuando se hizo la reglamentación original, no había lo que hoy se denomina criterio de cupo o cuota ecológica. Siempre que se extraiga agua de un río o lago, debe asignarse un cupo o una cantidad mínima para que el sistema no pierda sus características ecológicas. Si no se inunda el río Dulce todos los años, en los bañados del norte, inevitablemente se va a alterar la biodiversidad, la producción ganadera y el turismo. Ese es el derecho que debería defender Córdoba, puesto que Mar Chiquita es un patrimonio natural de la provincia».Finalmente, el doctor Bucher manifestó que es necesario renegociar los tratados de cupos de agua con las provincias que comparten el río Dulce, además se refirió a la actitud de nuestros gobernantes y llamó a la reflexión a todos los ciudadanos: «Los gobernantes responden a las presiones de los ciudadanos, pero todavía en Córdoba no se tiene conciencia de la importancia del manejo de los recursos naturales a largo plazo, y menos en el área de Mar Chiquita. El primer paso para protegerla sería que los habitantes y legisladores de la provincia tomen conciencia de la importancia de esta región», concluyó.
* Antecedente del Mar de Aral Una caída en caudal del río Dulce por debajo del nivel mínimo puede significar graves consecuencias para los bañados del río Dulce y la laguna Mar Chiquita. Como ejemplo, el biólogo Enrique Bucher señala que podrían «alejarse» las playas de lugares turísticos como Miramar, reducirse la pesca y generarse tormentas de polvo de sal, con efectos negativos para la salud humana y para las actividades agropecuarias. Bucher aclaró que estas amenazas no son teóricas, existen ejemplos en el mundo de lagos de cuencas endorreicas que han sido afectados por la extracción masiva de agua de sus afluentes. El caso más conocido es el del Mar de Aral en Asia, que fue reducido en forma dramática a partir de la década de 1990. Hoy se realizan grandes esfuerzos, con enormes gastos, para tratar de salvar lo que queda. El Mar de Aral es un lago endorreico, o mar interior, situado en Asia Central. Debido a los trasvases de agua desde los ríos que confluyen en él, su superficie se redujo considerablemente. Además, como resultado de pruebas armamentísticas, proyectos industriales y vertidos de residuos de fertilizantes, el mar tiene un alto índice de contaminación. Lo mismo ocurre con Mar Chiquita, debido a la contaminación proveniente de los residuos de la minería.La región del mar de Aral vivió muchos años de progreso, crecimiento económico y demográfico mientras se dilapidaban sus recursos y envenenaban la salud de sus habitantes. Una vez ocurrido el daño, ni los que idearon aquellos planes, ni los que ahora gobiernan, ni la cooperación internacional son capaces de solucionar semejante catástrofe.Hoy en día muchas regiones del planeta sufren procesos parecidos al del Mar de Aral, en una u otra fase. Tanto la laguna Mar Chiquita, como otros lagos salados del mundo están corriendo serios peligros por actitudes irresponsables de empresarios y gobernantes. Cabe destacar que Mar Chiquita es un sitio de la Convención Internacional Ramsar, equivalente a un patrimonio de la humanidad, y por lo tanto, nuestro país tiene obligaciones sobre esta área, debe mantenerla en condiciones sustentables. Además, recientemente fue elegida por los cordobeses como la primera Maravilla Natural de Córdoba. Si no se tiene en cuenta el impacto ambiental que este tipo de obras genera, corremos riesgo de perder la gran biodiversidad de esta zona.
* Faltan políticas de Estado responsables»El ingeniero Juan Carlos Paesani (Post grado en Población y Medio Ambiente) también se refirió a las implicancias de este proyecto e hizo un llamado de atención a la sociedad y a los gobernantes: «Es hora de que tomemos conciencia sobre la problemática del agua en la provincia de Córdoba. Pertenecemos a un cuerpo de agua: la laguna de Mar Chiquita. Nuestro futuro está atado a ella, pertenecemos a su cuenca, por lo tanto hay que cuidar las cabeceras madres y los cursos en su totalidad. Los ciudadanos debemos unirnos, dejando de lado intereses particulares, para lograr que el Estado lleve a cabo una política hídrica responsable. Allí estaremos hablando de sustentabilidad, caso contrario seguiremos jugando a la ruleta rusa con un tema fundamental como lo es el agua». Y agregó: «Es hora de que las provincias se sienten a hablar sobre el destino de los cursos de agua que deben llegar a la laguna. Creo que sobran las investigaciones sobre el tema, lo que faltan son las acciones inmediatas por parte del Estado. Sin políticas integrales que apunten a la sustentabilidad ambiental, será muy difícil dar soluciones a las contingencias y al futuro de los cuerpos de agua». En cuanto a la actitud de nuestra ciudad, el ingeniero opinó: «No podemos obrar desde la mezquindad típica de una ciudad de un señor feudal de Medioevo, amurallada, pensando sólo en el autoabastecimiento, sin ver lo que ocurre afuera y más allá también. La laguna de Mar Chiquita y los humedales del río Dulce hacen a la vida de toda la Región Central de Argentina. Debe abordarse esta problemática según una visión holística y pluridisciplinaria, y no tomar decisiones apresuradas. Todo lo que llegara a ocurrir en el cuerpo de agua tendrá repercusiones sobre nosotros, y los que vengan después. Sin embargo, desde la anarquía total de políticas hídricas, se sigue con los trasvasamientos de cuencas, proyectos de acueductos y desarrollos urbanísticos insustentables», sentenció Paesani.
* Mar Chiquita, fuente de vidaMar Chiquita o Mar de Ansenuza, es el mayor lago natural de Argentina y el quinto lago salino del mundo. Constituye un área de gran riqueza en biodiversidad y es uno de los atractivos turísticos más importantes del centro de Argentina. Junto con los Bañados del Río Dulce conforma uno de los humedales de mayores dimensiones del mundo.Desde el punto de vista geológico, este lago es el colector final de una cuenca sin salida al mar, alimentada por los ríos Primero y Segundo, provenientes de las sierras de Córdoba, y el río Dulce, que se origina en la sierra de Aconquija en Tucumán. Al ser una cuenca cerrada, el agua se pierde solamente en forma de vapor que pasa a la atmósfera. Dado que el agua evaporada es pura, las sales aportadas por los ríos tributarios se van acumulando a través de miles de años, lo que explica el alto contenido de sal de Mar Chiquita. La superficie de Mar Chiquita ha oscilado enormemente a lo largo de los años. El nivel más bajo conocido con certeza corresponde al mapa catastral argentino publicado en 1891, donde la laguna aparece con una superficie de unas 110.000 hectáreas. A partir de la década de 1970, un aumento sostenido de las lluvias en toda la cuenca determinó que el nivel se elevara en casi 10 metros, inundando parte de la población de Miramar. La mayor superficie se alcanzó en el año 2003, cuando las imágenes satelitales indicaban una superficie de alrededor de 700.000 hectáreas. En la actualidad la superficie es de alrededor de 600.000 hectáreas, pero debido a que la laguna tiene costas con pendientes muy suaves, la superficie varía muy rápidamente con los cambios de nivel.
A principios de octubre, los gobernadores de Santa Fe y Santiago del Estero firmaron un convenio para que se realice el estudio de factibilidad del acueducto que transportará agua para consumo humano y de animales desde el río Dulce. Esto permitiría solucionar los problemas ocasionados por la falta de agua potable para consumo humano y para ganadería, en una región que está sufriendo la sequía.Los funcionarios de las provincias vecinas aseguran que el acueducto beneficiará a más de 140.000 personas, y reconocen que se trata de una obra muy ambiciosa; sin embargo, los proyectos no tienen en cuenta el grave impacto ambiental que esto significará para la laguna de Mar Chiquita y para toda la región. Cabe mencionar que esta nueva obra se suma a las numerosas derivaciones que ya tiene el río Salí-Dulce en Santiago del Estero, las cuales reducen considerablemente el caudal que ingresa a la laguna; por lo cual los especialistas temen que la misma se reduzca considerablemente.Cuando se dio a conocer la firma del proyecto para construir un acueducto que tomará agua del principal aportante de la laguna y los humedales, los miembros del PROMAR (Programa Mar Chiquita de la Universidad Nacional de Córdoba), advirtieron sobre las consecuencias nefastas sobre el cuerpo de agua. Si bien no puede negarse la utilidad de dichas obras, es fundamental que nuestra provincia, en representación de Mar Chiquita, sea tenida en cuenta en cualquier decisión que implique la extracción de agua del río Dulce.
* Implicancias del proyectoSi bien nuestra ciudad se encuentra en la cuenca alta y esto no nos afectaría directamente, como habitantes de la provincia debemos defender esta zona que hace a la riqueza natural de Córdoba y del país. Por más que nos parezca un sitio alejado, y muchos cordobeses no la hayan visitado para apreciar su inmensidad y belleza, Mar Chiquita es una de las regiones más ricas en cuanto a especies animales y vegetales, y por ello debe ser preservada. Para conocer un poco más de este tema, consultamos al doctor en Biología Enrique Bucher, director del PROMAR, programa de investigación, educación y extensión que lleva a cabo el Posgrado en Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional de Córdoba, y que tiene su sede en el Centro de Zoología Aplicada de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. En cuanto a cómo afectarían estas obras a la laguna, el especialista explicó: «Las partes bajas de las cuencas están perdiendo agua porque se las quedan las partes altas. La discusión gira en torno al derecho de agua que tienen las partes de abajo, en relación a las de arriba, por decirlo de alguna manera. En muchos lugares del mundo sucede que las comunidades que viven en las cuencas altas se están quedando con el agua y esto trae serios problemas. El caso más antiguo en nuestro país es el que sucede entre Mendoza y La Pampa, con el río Athuel».Para Bucher, el inconveniente no está dado sólo por el acueducto. «El problema es la suma de obras que se hacen en los ríos. Santiago del Estero tiene varias obras planificadas en distintos estadios de desarrollo. La cantidad de agua que recibe Mar Chiquita por el río Primero es de alrededor de8 metros cúbicos por segundo, a medida que haya más extracciones de cada uno de los pueblos que usan el agua, el caudal que llega a Mar Chiquita será cada vez menor. Con el río Segundo pasa lo mismo, y por supuesto con el Dulce, ya que es el principal afluente».El biólogo explicó que se debe recurrir a un Comité de Cuenca, «para que el tema se maneje de una manera integrada. Es decir, que todos los que tienen derecho al agua discutan qué es lo que le corresponde a cada uno. De esa manera se evitaría que quien tenga «la parte de arriba de la canilla la cierre antes».Lo que falta en este debate es la voz de Córdoba; ya que actualmente, con respecto al río Dulce se están rigiendo por un tratado que data del año 1972. «Éste se hizo en la época en que se pensaba que toda el agua que iba a este río era perdida porque desembocaba en agua salada. Córdoba aceptó ese criterio erróneo; entonces, si las otras dos provincias extraen toda el agua que quieren, la laguna quedaría con un nivel bajísimo, con grandes salitrales, y habría tormentas de polvo y sal, lo cual sería un problema muy serio para toda la región, incluyendo los pueblos costeros», advirtió Bucher.El nivel de Mar Chiquita ya está bajando desde el año 2003, cuando alcanzó su máximo histórico. «Esto podría estar indicando una tendencia climática a largo plazo, la sequía que hubo en Santiago del Estero agudizó esta situación. A medida que baje el nivel y que muchos lugares comiencen a tener períodos de sequía, para resolverlos, van a empezar a resurgir las obras que buscan sacar agua del río Dulce», agregó.Frente a este panorama, el biólogo considera que Córdoba tiene que negociar el derecho de Mar Chiquita. «La laguna debe ser considerada como un usuario y no como un basurero del río. Cuando se hizo la reglamentación original, no había lo que hoy se denomina criterio de cupo o cuota ecológica. Siempre que se extraiga agua de un río o lago, debe asignarse un cupo o una cantidad mínima para que el sistema no pierda sus características ecológicas. Si no se inunda el río Dulce todos los años, en los bañados del norte, inevitablemente se va a alterar la biodiversidad, la producción ganadera y el turismo. Ese es el derecho que debería defender Córdoba, puesto que Mar Chiquita es un patrimonio natural de la provincia».Finalmente, el doctor Bucher manifestó que es necesario renegociar los tratados de cupos de agua con las provincias que comparten el río Dulce, además se refirió a la actitud de nuestros gobernantes y llamó a la reflexión a todos los ciudadanos: «Los gobernantes responden a las presiones de los ciudadanos, pero todavía en Córdoba no se tiene conciencia de la importancia del manejo de los recursos naturales a largo plazo, y menos en el área de Mar Chiquita. El primer paso para protegerla sería que los habitantes y legisladores de la provincia tomen conciencia de la importancia de esta región», concluyó.
* Antecedente del Mar de Aral Una caída en caudal del río Dulce por debajo del nivel mínimo puede significar graves consecuencias para los bañados del río Dulce y la laguna Mar Chiquita. Como ejemplo, el biólogo Enrique Bucher señala que podrían «alejarse» las playas de lugares turísticos como Miramar, reducirse la pesca y generarse tormentas de polvo de sal, con efectos negativos para la salud humana y para las actividades agropecuarias. Bucher aclaró que estas amenazas no son teóricas, existen ejemplos en el mundo de lagos de cuencas endorreicas que han sido afectados por la extracción masiva de agua de sus afluentes. El caso más conocido es el del Mar de Aral en Asia, que fue reducido en forma dramática a partir de la década de 1990. Hoy se realizan grandes esfuerzos, con enormes gastos, para tratar de salvar lo que queda. El Mar de Aral es un lago endorreico, o mar interior, situado en Asia Central. Debido a los trasvases de agua desde los ríos que confluyen en él, su superficie se redujo considerablemente. Además, como resultado de pruebas armamentísticas, proyectos industriales y vertidos de residuos de fertilizantes, el mar tiene un alto índice de contaminación. Lo mismo ocurre con Mar Chiquita, debido a la contaminación proveniente de los residuos de la minería.La región del mar de Aral vivió muchos años de progreso, crecimiento económico y demográfico mientras se dilapidaban sus recursos y envenenaban la salud de sus habitantes. Una vez ocurrido el daño, ni los que idearon aquellos planes, ni los que ahora gobiernan, ni la cooperación internacional son capaces de solucionar semejante catástrofe.Hoy en día muchas regiones del planeta sufren procesos parecidos al del Mar de Aral, en una u otra fase. Tanto la laguna Mar Chiquita, como otros lagos salados del mundo están corriendo serios peligros por actitudes irresponsables de empresarios y gobernantes. Cabe destacar que Mar Chiquita es un sitio de la Convención Internacional Ramsar, equivalente a un patrimonio de la humanidad, y por lo tanto, nuestro país tiene obligaciones sobre esta área, debe mantenerla en condiciones sustentables. Además, recientemente fue elegida por los cordobeses como la primera Maravilla Natural de Córdoba. Si no se tiene en cuenta el impacto ambiental que este tipo de obras genera, corremos riesgo de perder la gran biodiversidad de esta zona.
* Faltan políticas de Estado responsables»El ingeniero Juan Carlos Paesani (Post grado en Población y Medio Ambiente) también se refirió a las implicancias de este proyecto e hizo un llamado de atención a la sociedad y a los gobernantes: «Es hora de que tomemos conciencia sobre la problemática del agua en la provincia de Córdoba. Pertenecemos a un cuerpo de agua: la laguna de Mar Chiquita. Nuestro futuro está atado a ella, pertenecemos a su cuenca, por lo tanto hay que cuidar las cabeceras madres y los cursos en su totalidad. Los ciudadanos debemos unirnos, dejando de lado intereses particulares, para lograr que el Estado lleve a cabo una política hídrica responsable. Allí estaremos hablando de sustentabilidad, caso contrario seguiremos jugando a la ruleta rusa con un tema fundamental como lo es el agua». Y agregó: «Es hora de que las provincias se sienten a hablar sobre el destino de los cursos de agua que deben llegar a la laguna. Creo que sobran las investigaciones sobre el tema, lo que faltan son las acciones inmediatas por parte del Estado. Sin políticas integrales que apunten a la sustentabilidad ambiental, será muy difícil dar soluciones a las contingencias y al futuro de los cuerpos de agua». En cuanto a la actitud de nuestra ciudad, el ingeniero opinó: «No podemos obrar desde la mezquindad típica de una ciudad de un señor feudal de Medioevo, amurallada, pensando sólo en el autoabastecimiento, sin ver lo que ocurre afuera y más allá también. La laguna de Mar Chiquita y los humedales del río Dulce hacen a la vida de toda la Región Central de Argentina. Debe abordarse esta problemática según una visión holística y pluridisciplinaria, y no tomar decisiones apresuradas. Todo lo que llegara a ocurrir en el cuerpo de agua tendrá repercusiones sobre nosotros, y los que vengan después. Sin embargo, desde la anarquía total de políticas hídricas, se sigue con los trasvasamientos de cuencas, proyectos de acueductos y desarrollos urbanísticos insustentables», sentenció Paesani.
* Mar Chiquita, fuente de vidaMar Chiquita o Mar de Ansenuza, es el mayor lago natural de Argentina y el quinto lago salino del mundo. Constituye un área de gran riqueza en biodiversidad y es uno de los atractivos turísticos más importantes del centro de Argentina. Junto con los Bañados del Río Dulce conforma uno de los humedales de mayores dimensiones del mundo.Desde el punto de vista geológico, este lago es el colector final de una cuenca sin salida al mar, alimentada por los ríos Primero y Segundo, provenientes de las sierras de Córdoba, y el río Dulce, que se origina en la sierra de Aconquija en Tucumán. Al ser una cuenca cerrada, el agua se pierde solamente en forma de vapor que pasa a la atmósfera. Dado que el agua evaporada es pura, las sales aportadas por los ríos tributarios se van acumulando a través de miles de años, lo que explica el alto contenido de sal de Mar Chiquita. La superficie de Mar Chiquita ha oscilado enormemente a lo largo de los años. El nivel más bajo conocido con certeza corresponde al mapa catastral argentino publicado en 1891, donde la laguna aparece con una superficie de unas 110.000 hectáreas. A partir de la década de 1970, un aumento sostenido de las lluvias en toda la cuenca determinó que el nivel se elevara en casi 10 metros, inundando parte de la población de Miramar. La mayor superficie se alcanzó en el año 2003, cuando las imágenes satelitales indicaban una superficie de alrededor de 700.000 hectáreas. En la actualidad la superficie es de alrededor de 600.000 hectáreas, pero debido a que la laguna tiene costas con pendientes muy suaves, la superficie varía muy rápidamente con los cambios de nivel.
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