domingo, 15 de noviembre de 2009

LAS TUNAS Y UNA REGIÓN MUY ESPECIAL

Domingo 15 de noviembre de 2009
Edición impresa Regionales Nota Ischilín
El mayor tunero cordobés, desde el desierto
Félix Nievas se transformó en el mayor productor de tunas de la provincia, desde Jaime Peter, un desolado paraje del noroeste.
Jaime Peter no es una comuna, ni un pueblo. No llega ni a paraje, pese a cobijar 25 habitantes. Hoy, menos aún es el apeadero del ferrocarril, como lo fue hace más de un siglo cuando el sitio tomó el nombre de un ingeniero inglés que tendía las vías. El británico mordió aquí el polvo de este suelo al caer fulminado por la picadura de la temible "colita blanca", minúscula pero letal víbora. Con su nombre europeo, se bautizó el ignoto lugar.
Sólo es un puñado de casas –la mayoría abandonadas y en ruinas– a la vera de la ruta provincial 16, a 22 kilómetros de la ciudad de Deán Funes, a 40 de Cruz del Eje y a 150 de Córdoba capital. Apenas un desteñido cartel rutero advierte su presencia, ignorada por mapas, censos y funcionarios.
Sólo habitada por pobladores con más de 70 años promedio, que se resisten a perder las raíces y toleran el impiadoso clima desértico. Nada parece advertir, ni tan sólo un cartel, que el que por aquí rápido pase podría ver el bien llamado "emporio de la tuna" provincial, ese fruto ancestral que carga tanta historia como el continente americano.
Algunos tunales cercanos a la ruta, comunes en la región, brindan un ocasional aviso. Allí está. Basta desandar unas polvorientas cuadras desde la ruta para develar la incógnita.
Una antigua casa de campo, un flamante camión coreano y la carcajada franca de un hombre que le descarga al cronista: "Desde ya te digo que me debés una siesta...", ante un sol que, despiadado, cae a pique marcando 47 grados, cortando el aliento. Se trata del "sargento" –como por aquí le dicen– Félix Nievas, con 72 años bien llevados y 44 de ellos enamorado del cactus de mayor importancia alimenticia del mundo: la tuna. Félix es el tunero de Jaime Peter.
La historia de Nievas y sus tunas tiene poco de casualidad, pero mucho de trabajo y constancia en una geografía hostil, desde 1966, cuando se radicó definitivamente en Jaime Peter, en una antigua casa familiar heredada por su esposa.
Este hombre, que fue suboficial mayor del Ejército por 31 años, regresaba cada fin de semana de sus tareas y no podía comprender que sus contados vecinos no hicieran nada con los tunales que poblaban naturalmente la región, sólo aprovechando su fruto para el arrope y algunas mermeladas caseras.
Entonces cerró un pacto solidario con los lugareños, cargó su utilitario y comenzó a desandar los caminos hace 44 años, ofreciendo por ese entonces una baya más que desconocida como fruto y menos aún por sus propiedades alimenticias, a pesar de que clava sus raíces en la América prehispánica, ocho mil años atrás.

Félix Nievas entre sus tunales. Tiene 20 mil plantas, con las que cosecha unos 100 mil kilos anuales.


Nievas relata, entre risas, los primeros viajes y sus frustraciones. "Hasta que un día me tocó la varita mágica", cuenta. Fue cuando un hotel sindical de Punilla comenzó a comprarle las cargas completas, para ofrecerlas frizadas a sus pasajeros como... un fruto exótico.
Creciendo. Llegó luego al Mercado de Abasto cordobés con sus cargas y poco después ya entregaba a los puesteros 80 cajones diarios de 20 kilos cada uno. Había encontrado la esquiva llave de un negocio impensado.
Hoy es propietario, con su hijo Rafael, de dos de esos puestos en la capital cordobesa, donde vende lo que produce en su campo. Hoy, el tunero logra una producción de 80 mil kilos anuales de esa baya, de primera calidad, variedad Opuntia Ficus-Indica, de entre 120 a 140 gramos de peso cada una.
Además, suma otros 20 mil kilos de la denominada tunilla, de tamaño reducido, vendida a productores del típico arrope de tuna, mermeladas y otras variedades. Pero haber llegado a poseer 20 mil plantas productivas, mantenerlas en el tiempo y luchar contra un desierto en potencia, enfrentando las inclemencias del tiempo y la soledad de estos sitios, bien amerita que Félix Nievas ostente el privilegio de ser el tunero más importante de la provincia, sudor por medio.
Casi un desierto. Hace años, este criollo pionero comenzó adquiriendo poco más de cuatro hectáreas a la vera de la ruta 16, como anunciando que Jaime Peter, el abandonado parador de la leyenda del inglés muerto por la víbora, aún está vivo.
A los cuatro años, sus tunas se veían desde el camino. Tiempo después, el destino le plantó 100 hectáreas más al desafío, donde hoy desarrolla el grueso de la producción tunera y agota sus desvelos cabriteros, con sólo 70 animales criados a porfía, por el solo hecho "de poderle al desierto", con el agregado de alguna mula o vacuno.
Desandar los tres kilómetros que separan la casa de Nievas del campo, camino que recorre a diario, es la escena de un desierto salpicado de una vegetación que parece agonizar. Un solo verde se mantiene en pie: los algarrobales. El sol que cae a pique y la ausencia de sonidos, ante una fauna que tomó el camino del éxodo ante las sequías que arrastran años, marcaron el fin de chanchos del monte, pumas, iguanas, conejos y víboras.
Sólo el resistente trino de algún pájaro quiebra la soledad. Pero la llegada a los tunales impacta por su eterno verde y los colores de las flores en sus pencas, como auténticos sobrevivientes de este árido suelo. Nievas logró hacer una perforación y una cisterna donde almacena el agua, cercó sus tierras y apostó a sus 70 cabras.
"Un tunero deber ser cabritero, este año ya cortamos 90 mil kilos de pencas y alimentamos las cabras", apunta, mientras recuerda el fracaso del riego a goteo que intentó sin éxito. De enero a marzo todo cobra aquí especial vida por la cosecha de la tuna. Guantes y un cuchillo bien afilado alcanzan para llenar los cajones y confirmar, cada año, su posición de primer productor tunero de Córdoba.
FUENTE: La Voz del Interior 15 de Noviembre de 2009

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FECHA DE FUNDACIÓN DE LA CIUDAD DE VILLA CARLOS PAZ: 16 DE JULIO DE 1913 - ESCUDO DE LA CIUDAD DE VILLA CARLOS PAZ - CARTA ORGÁNICA - ARTÍCULO Nº 24 (...) Su descripción es la siguiente: de sinople tres fajas de plata ondeadas y en jefe, dos espadas de su color puestas en sotuer, bordura de gules, cargadas de ocho torres de oro, el escudo timbrado de un sol de oro. La forma del escudo es cuadrilonga, con la parte inferior redondeada, sus proporciones seis por cinco, de modo tal que la sexta parte de la altura cabe cinco veces en el ancho."
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ARTÍCULO 24:El municipio adopta el nombre de Villa Carlos Paz, denominación que deberá ser utilizada en todos los documentos, instrumentos públicos, actos y monumentos oficiales.Conforme a los antecedentes históricos, reconoce como fecha de su fundación el día 16 de julio de 1913. El escudo, símbolo que identifica la Ciudad, es de uso obligatorio en toda documentación,papeles oficiales, sellos, vehículos afectados al uso público y en el frente de los edificios municipales, prohibiéndose la utilización oficial de cualquier otro símbolo o leyenda. Su descripción es la siguiente:sinople tres fajas de platas ondeadas y en jefe, dos espadas de su color puestas en sotuer, bordura de gules, cargadas de ocho torres de oro, el escudo timbrado de un sol de oro. La forma del escudo es cuadrilonga, con la parte inferior redondeada, sus proporciones seis por cinco, de modo tal que la sexta parte de la altura cabe cinco veces en el ancho. CARTA ORGÁNICA MUNICIPAL DE VILLA CARLOS PAZ - CAPÍTULO II - Competencias y Emblemas. OTRA FUENTE CONSULTA HISTÓRICA: http://heraldicaargentina.com.ar/3-Cba-CarlosPaz.htm

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