Algunos de los Morteros y Conanas - Barrio Sol y Río - Ciudad de Villa Carlos Paz - Provincia de Córdoba - República Argentina - Fotografía Juan Carlos A. Paesani - Año 2008
Sitio Arqueológico en el estado actual - barrio Sol y Río - Ciudad de Villa Carlos Paz - República Argentina - Fotografía Juan Carlos A. Paesani - Febrero de 2009
MEDIO AMBIENTE – SOCIEDAD
Los morteros y conanas de Sol y Río
Los morteros y conanas de Sol y Río
Un tesoro olvidado
«Los pueblos que olvidan la historia de los antiguos pobladores del territorio, no pueden construir su verdadera historia», El autor
En el río San Antonio hay especie de «isla rocosa» rodeada por algunas playas de arena gruesa, donde se encuentran «morteros» y «conanas»; utensilios que fueran hechos en las partes más sobresalientes de las durísimas rocas. Instrumentos de los pueblos originarios, que seguramente se construyeron de acuerdo a quien lo fuese a utilizar, individuos de género masculino o femenino o de acuerdo a la edad. De la misma forma tuvieron en cuenta las configuraciones antropométricas de cada persona que ejecutaba el trabajo, y los diferentes usos como los de quebrantamiento, molienda, pulverización de granos de las mazorcas de maíz, o vainas de algarroba u otros frutos.
Todo eso debió haber sido el determinante del diseño y la fabricación de los utensilios.Los materiales autóctonos -orgánicos y/o inorgánicos- devenían en tinturas para las vestimentas u otras aplicaciones. Los morteros eran utensilios de procesamientos primarios, como el machacado de los granos. Para el procedimiento más fino de molido, hasta la transformación en harinas, se utilizarían las conanas, superficies más planas que se observan en las rocas. El análisis de trabajo de estos lugares, conlleva una innegable vista de la biomecánica humana y lo que de ella deriva: la postura. Los individuos debieron optar por situaciones arrodilladas, en cuclillas o sentadas en sus distintas variantes.
Esa era la adaptación del individuo al objeto de trabajo, dado que los utensilios están en el nivel del piso rocoso. Para la roturación, molienda, y afinamiento, se usaron las manos, piedras o pisones de troncos. De acuerdo con algunos investigadores, los Comechingones -que habitaban estos lugares del sur de Punilla- en la provincia de Córdoba, moraron en casas cuevas, semienterradas con muros bajos y recolectaban frutos del algarrobo, molles, el chañar y otros. También es probable que hubiese disminuido -en forma significativa- la población de guanacos, liebres, aves que poblaban estas regiones; y ante la merma en su cantidad -por la presión de la caza que sufrieron- transformaran su forma de vivir.
Eso pudo ocurrir en un período más tardío, tornándose este pueblo originario, en productores y recolectores. Y allí surgieron los cultivos de maíz, zapallo, poroto y quinua, hasta la producción de papa, y la crianza del ganado por la depredación que se había ejercido. A las materias primas recolectadas y/o producidas se les daban distintas aplicaciones, no sólo en la alimentación y fabricación de bebidas, sino además en la obtención de fibras y lanas para los tejidos que se teñían con los colorantes generados. No existe mucha información a nuestro alcance para saber mucho más sobre las costumbres de los Comechingones.
Nosotros nos hemos tomado la atribución de analizar muy superficialmente el «Puesto de Trabajo Morteros y Conanas», desde la Ingeniería del Trabajo. Y allí entra a jugar la «Ergología». Muchas veces se confunden los conceptos de ERGONOMÍA y ERGOLOGÍA, que aún en la actualidad siguen vigentes, después de la definición de V. Miasichev, 1923. La ERGOLOGÍA quedaría definida como: «la disciplina que entiende de la cultura material, de un pueblo; como todo el bagaje de utensilios y objetos que utiliza o utilizaba».Las fotografías ilustran sobre la posible organización del sistema de trabajo, los elementos utilizados y el directo contacto que tenían con la naturaleza. Por supuesto, no era en cuanto a lo paisajístico, lo que observamos en el presente.
En la actualidad avanzaron especies de árboles exóticos, muy distintos de los que proveían de materias primas a los «pueblos originarios». Ya han pasado a ser parte del ecosistema actual, cuestión que debe ser analizada en lo inmediato, dados los impactos negativos que estamos generando en los faldeos serranos por el avance de los olmos, siempre verdes, u otros.
Por lo tanto es la Ergonomía como tecnología científica, la que impulsa al bien hacer del trabajo humano, desde un campo multi e interdisciplinario y filosófico, en el entorno más próximo. Tiene proyección amplia y por supuesto está relacionada con la ERGOLOGÍA en la etnología contemporánea. Pero no parece que esto suscite demasiado interés del que puede observarse desde un ángulo histórico, arqueológico y de vitrina de museo en el mejor de los casos. Por lo menos es lo que palpamos en nuestra cercanía del territorio.
Las revoluciones industriales fueron dejando en el olvido los artefactos de los pueblos etnográficos, resignando la posibilidad de enriquecimiento histórico, sobre todo desde la óptica que nos involucra: el trabajo en relación con el medio ambiente ¡Se hace tan poco al respecto! Este lugar donde se hallan los vestigios de las culturas de los pueblos originarios, es un sitio de recreación veraniega; sin embargo la mayoría de los que llegan, ignoran todo el bagaje presente que nos queda y el significado que tenía en otros tiempos. Sin dudas la educación debería hacerse presente, para que desde las escuelas pudieran investigar sobre las organizaciones y las tecnologías aplicadas por estos pueblos en toda su dimensión. ¿No es la forma de aprehender la historia cercana?
Muchos interrogantes pueden plantearse: cómo se aprovisionaban, cuáles eran los insumos, en qué se utilizaban los productos, cuáles eran los distintos tipos de artefactos para la molienda y las asignaciones de roles de cada individuo, la organización social de los asentamientos para la ejecución de los trabajos, etc. Como vemos, hay mucho para indagar sobre el pasado y mantener vivo ese patrimonio histórico.
La ERGONOMÍA desde la actualidad contribuye a la ERGOLOGÍA, a los fines comparativos, a través de las leyes de las Ciencias del Trabajo. Nosotros, al igual que ellos, estamos dejando un legado, una huella histórica, para el futuro del territorio.Hasta aquí nuestra visión muy sintética, acotada, y analizada desde la Ingeniería del Trabajo, por lo tanto debatible. Hoy se puede contemplar cómo esta «reliquia histórica», está en un estado total de abandono. Tenemos un recuerdo de lo que nos dijera un turista de Buenos Aires: «Ustedes los que viven aquí no toman conciencia de este patrimonio, como tampoco de la responsabilidad de mantener intactos los ecosistemas serranos, de donde los pueblos originarios tomaban los frutos del bosque para procesarlos en este lugar». Esta persona se había tomado el tiempo para observar el lugar de Sol y Río, y además recorrer los faldeos de las sierras y relacionarlos con el sitio de molienda.
Realmente nos conmovió lo dicho y por ser nosotros los que vivimos aquí, debemos ser responsables de ese legado que no valoramos.Fueron palabras e ideas con las que asentimos totalmente. ¿Cómo es posible que este lugar esté como se encuentra ahora? ¿Abandono, desidia, desinterés, etc.? Las malezas, las plagas arbóreas, y las arenas y basuras que arrastra el río lo ocultan y lo hacen casi inaccesible. ¡Después hablamos de sustentabilidad! pero nos olvidamos que en el equilibrio de un ecosistema, también está el componente socio-cultural. Y si prolongamos el análisis aún más, las interrelaciones nos llevan a un encuentro con el «Turismo Sustentable» dentro del campo socio-económico. Y como hemos dicho en varias ocasiones: SUSTENTABILIDAD tan declamada pero poco practicada.
No olvidar que la historia no sólo se oculta entre las malezas, sino que se destruye cuando se dinamitan rocas, se arrasan suelos y bosques nativos, etc. Debe hacerse participar a aquellos que conocen de la historia, arqueología, etnografía, etc. y cuyos informes o investigaciones debieran ser un componente fundamental de los Estudios de Impactos Ambientales- EsIA. ¿Será mucho pedir? Sólo sabemos que las generaciones futuras nos lo demandarán.
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