MEDIO AMBIENTE
¿Qué es la sustentabilidad?¿Realidad, expresión de deseo o discurso vacío?
«Hay algo que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina», Gilbert Keit Chesterton (1874-1936), escritor británico
El término «sustentabilidad» ha comenzado a instalarse en estos últimos tiempos, en nuestro territorio y en la ciudad de Villa Carlos Paz. Es necesario que no actuemos desde preconceptos o ideas vagas de esta palabra que encierra una importancia sumarísima para toda la humanidad. Como mínimo preguntarnos: ¿Queremos una realidad o una expresión de deseo? ¿O nos quedamos en las prédicas de discursos vacíos?Como concepto ha ido evolucionando y creemos que seguirá hacia los tiempos que vienen. Su comienzo está allá en la década del 70, y fue acuñado por estudiosos y científicos de diferentes ramas del saber humano, en especial aquellas que estaban en íntima relación con el ambiente, la vida, las relaciones humanas, entre otras.En el año 1987 las Naciones Unidas encomendaron a una comisión -encabezada por la doctora Gro H. Brundland- realizar un informe socio-económico, que en un principio se lo llamó «Nuestro Futuro Común», donde aparecieron las palabras «desarrollo sostenible» o «desarrollo sustentable». Estamos seguros que los mentores de esta nueva forma de ver la realidad en el planeta tierra, se apoyaron en el ahora y sus necesidades, sin dejar de ver con total compromiso las que se presentarán en generaciones futuras.Por ello debemos tomar un compromiso profundo, para que podamos avizorar una nueva forma de tratar y comprender los problemas a nivel local. La idea de sustentabilidad, inicialmente fue estructurada con un fuerte contenido ecológico en un contexto económico-social de desarrollo. Debemos tener claro que «desarrollo» no es lo mismo que «crecimiento», en lo más mísero del contenido de esta última palabra y desprendido totalmente del valor solidaridad.
Discutiremos y negociaremos sobre las necesidades económicas, sociales, culturales, etcétera; pero el inicio es tener bien claro qué hacemos con el ambiente o el espacio donde estamos.
Aplaudimos todas las iniciativas que se hagan en pos de lograr un ambiente sano. Pero hay una escala de situaciones a tener en cuenta de acuerdo con su gravedad, sin que ello signifique que atender a una de ellas, es dejar de lado a las otras.
Ejemplos y casos concretos: Que la preocupación por el mercurio de los termómetros rotos y su contenido derramado en el ambiente, no nos anule para ver otros casos gravísimos, donde se encuentran inmensas cantidades no cuantificadas de metales pesados y/o radioactivos y sustancias, tan o más peligrosas que el mercurio.
Las mismas están en nuestras cercanías, como amenazas latentes, y sin poder predecirse las consecuencias, dado el tipo y características de algunos elementos que llevan miles de años en decaer a niveles menos peligrosos para la vida en todas sus formas. Villa Carlos Paz tiene lugares a los que hay que prestarle sumarísima atención: el ex yacimiento uranífero Los Gigantes, el basural a cielo abierto y el tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU), las cuencas madres del lago San Roque y el propio embalse, etcétera. No vemos atención de los funcionarios respecto a ese orden, más bien pareciera que nos quieren hacer perder nuestra capacidad de atención en declamaciones o teorías tibias (alejamiento de contemplaciones holísticas), ausentes de las acciones o praxis, que son las que en definitiva pueden cambiar el entorno y las situaciones en el lugar donde estamos.
Hemos ocupado dos veces la Banca del Ciudadano para solicitar medidas concretas, como la presentación de un Recurso de Amparo que dé solución al ex yacimiento uranífero Los Gigantes y su remediación dentro del marco del PRAMU (Proyecto de Restitución Ambiental de la Minería de Uranio), y las acciones que lleven a la protección de dos reservas naturales (leyes Nº8779 Reserva Recreativa Natural Valle del Cóndor y Nº 8941 Reserva Hídrica Los Gigantes) que por cercanía y territorialidad tienen íntima relación con la ciudad de Villa Carlos Paz. Lamentablemente, tenemos que decir que ya descreemos de esta institución: «Banca del Ciudadano», creada dentro del marco de la democracia.
Lo recalcamos dado que percibimos… ¡más!… y sentimos el desasosiego de haber predicado en un desierto. También otros ciudadanos lo hicieron saber en este «Semanario Bamba» por sus propias experiencias vividas. Ciudadanos que no somos escuchados y que pasamos por una instancia meramente protocolar de dar cumplimiento a una ordenanza. Quizás haya sido tediosa para muchos (cada uno lo valorará en su interior) lo cual no quita que debió evaluarse en profundidad lo que se estaba exponiendo. Se estaba presentando un proyecto que hacía a la sustentabilidad y no se puede construir la misma sin la participación de todos. ¡Hace a la vida! ¿Acaso puede construirse otro proyecto que no tenga como principio el ambiente y la vida?
Los que vivimos en Villa Carlos Paz nos merecemos una respuesta al menos, o posibilidad de diálogo (no de sordos) que se cercenó, una vez más, en ese día 30 de abril de 2009 en el Concejo de Representantes de Villa Carlos Paz. ¿Por qué no se dio oportunidad a los presentes de hacer preguntas o reflexiones, luego de cerrarse el tiempo de exposición? No era que el Concejo estaba abierto a la sociedad? En lo particular, nada sabemos del resultado o tratamiento posterior, ya que no hemos recibido ninguna notificación de rechazo o aceptación.
Si bien haría a un tratamiento administrativo, el cual es dar una respuesta por un sí o por un no respecto al proyecto presentado, la situación raya con la mala educación, que debemos erradicar del tratamiento que nos merecemos y nos debemos todos los que coexistimos aquí.Por ende, esperamos esa respuesta y para el caso, solicitamos que sea pública como público fue lo invocado en la Banca y no un trámite meramente protocolar a través de una nota o carta con firma y sello. ¿Es o no es ejercitar la democracia? ¡Adelante entonces señores representantes!
De nada valdrán proyectos de sustentabilidad en el campo del urbanismo, turismo, economía, sociedad, etcétera, si de una vez por todas no nos podemos encontrar, para observar la realidad. Es necesaria esta instancia, pero sin ojos mezquinos o ciegos, que sólo apunten a algunos sectores de la sociedad y con criterios economicistas y no económicos.
La sustentabilidad no es una cuestión de caja diaria o para 365 días de un año. Ese camino nos va a conducir una vez más a un fracaso. Muchas veces, quizás demasiadas, hemos dicho que la ecología y la economía son dos ciencias hermanas, que no sólo las une el prefijo Eco (Oikos=Casa), sino además la indisolubilidad de sus haceres conjuntos.«La sustentabilidad promueve una nueva alianza, naturaleza-cultura, fundando una nueva economía, reorientando los potenciales de la ciencia y de la tecnología, construyendo una nueva política fundada en una ética de la sustentabilidad -en valores, en creencias, en sentimientos y en saberes- que renueva los sentidos existenciales, los mundos de vida y las formas de habitar el planeta tierra» (1).
Tengamos en cuenta que el concepto de sustentabilidad fue consolidándose y evoca una multiplicidad de procesos que la componen. Sin embargo, hay que decir que se trata de algo más que un término. La sustentabilidad es una nueva forma de pensar para la cual los seres humanos, la cultura y la naturaleza son inseparables. (2)
Si la humanidad ya ha comenzado a fijarse su propia supervivencia, a sabiendas que somos seres inteligentes y percibimos los peligros que podríamos afrontar en el presente y futuro. Esto, no es un objetivo en sí mismo. Creemos que los ejes deben pasar por otras metas o expectativas de logros para quitar de encima ese problema. Las necesidades de cada uno de nosotros, como células básicas de esta civilización deben apuntar a un norte, cual es vivir, pero una vida segura, o más bien «una calidad de vida» que tiene relación directa con el ecosistema donde estamos y nos contiene; con una clara visión de que este ecosistema también está «vivo» al igual que nosotros.
La armonía con la economía, nuestra cultura y lo que haga a nuestra vida interior, debe ser cuidadosamente tocada por todos los que conformamos la sociedad local y territorial. Obviamente, las necesidades de todos estarán en un sano equilibrio, siempre y cuando tengamos bien claro que la sustentabilidad no pasa para determinado sector, y lo volvemos también a remarcar.
En esa contención equilibrada entra a tallar la economía cimentada en valores de solidaridad y no de intereses sectoriales o en palabras vacías de discursos demagógicos, de políticos de entrecasa e irresponsables, que a diario los observamos en nuestra querida República Argentina.Hacemos un llamado a la dirigencia política del Estado, a las organizaciones intermedias y a todos los ciudadanos para que nos sinceremos y analicemos con sumo cuidado qué significado tiene la palabra sustentabilidad, que por el momento es el único instrumento que tenemos los que vivimos en este planeta ante las contingencias nada simples que nos acucian.
Para eso es necesario claridad de palabras, de conceptos, de visiones y de acciones. ¿Será mucho pedir?
(1) Manifiesto por la vida. Por una ética para la sustentabilidad, en Revista Iberoamericana de la Educación, Nº 40, OIE , Enero – Abril de 2006 –
En Internet: http://www.rieoei.org/rie40a00.htm#1#1
(2) Leff Enrique, (comp.), La Transición hacia el desarrollo sustentable. Perspectivas de América Latina y el Caribe, México, PNUMA –INE-UAM, 2002
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