El impacto verde
¿Contemplar o no contemplar? ¡Esa es la cuestión!
«Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes». Confucio (551 AC – 478 AC) Filósofo Chino
Todos los años cuando llega la primavera y con ella el período de rebrote de los árboles, podemos contemplar en los faldeos serranos -y casi llegando a sus cumbres- tonalidades verdes más claras. Son olmos, entremezclados con los ejemplares nativos. También están otras especies, como los Ligustrum lucidum (familias de los ligustros o siempre verdes), paraísos, Crataegus, Cotoneaster, Acacia negra, enredadera del mosquito (especies alóctonas *); sumados a otras invasoras parásitas como el clavel del aire, etcétera.
Especies exóticas que prosperaron en esta región del Bosque Serrano -en algunos casos- gracias a nuestras acciones de implante de las mismas, aumentada luego por otros factores como los vientos, pájaros, corrientes de agua que diseminaron las semillas; promoviéndose una «invasión o impacto verde», que aquellos entendidos en biología, fitología o botánica, saben que implica una preocupación desde hace tiempo y por ende una «ocupación» de los investigadores por controlar estos fenómenos que han devenido de causas antrópicas que se han ido de manos y control. ¿Tendrán el apoyo de los gobiernos? ¿Se llevan adelante medidas correctivas o de control de impactos?Estas «especies exóticas» invasoras introducidas y diseminadas son las graves amenazas a la diversidad biológica, y no es un problema de nuestro territorio, sino una de las causas de pérdida de biodiversidad a nivel global.
Más allá que la distribución natural sea por causas intencionales o por acciones no deseadas, algunas de ellas no prosperan, pero casos como los olmos y los Ligustrum, moreras, acacias, etcétera, que hemos citado anteriormente, van dominando a las especies de su nuevo hábitat y pasan a ser géneros silvestres, ya que ganan la batalla por el terreno de sustento. Generalmente producen grandes impactos negativos.
¿Quién no ha visto en la región donde se encuentra la localidad de Tulumba los espesos montes de siempreverdes, que han aniquilado totalmente a los árboles del bosque nativo (especies autóctonas **)? ¿Quién no ha observado los grandes impactos invasivos de estas especies exóticas en el camino que une el Cerro Pan de Azúcar y las localidades de las sierras chicas? Podemos comprobar iguales fenómenos, por citar algunos sitios de nuestra ciudad, en los Barrios Sol y Río y Villa Independencia, cómo los olmos, los Ligustrum, paraísos se van apropiando del territorio propio del bosque serrano.
Las especies de árboles nombrados, «bioinvasores» ya no encuentran los controles naturales, se reproducen y se dispersan con grandes ventajas sobre las nativas. Otro ejemplo concreto: cuando recorremos el camino rumbo a Los Gigantes, allí están los grandes conjuntos o macizos impenetrables de zarzamoras y Crataegus. Estas plantas ornamentales como el Crataegus y el Cotoniaster las hemos colocado en nuestros jardines, y espacios verdes públicos, desconociendo que también actuábamos como agentes
Fotografía Juan Carlos A. Paesani - Verano de 2007 - Se verifica el bosque suburbano de Villa Carlos Paz, en el límite con la Comuna de San Antonio de Arredondo. Los olmos sobresalen por sobre las especies nativas.
Debajo de los árboles (nativos o exóticos) prosperan tupidos semilleros de nuevos ejemplares invasores, producto de la acción de los pájaros, uno de los vehículos de diseminación y de las propias semillas que se esparcen por dondequiera nos imaginemos y veamos. Están a la vista de cualquier paseante que recorra esos lugares.
Son desequilibrios que ya han comenzado a ser muy graves dada la intensidad con que han prosperado en estos últimos años. Inclusive, como agregado: las enfermedades o plagas de estas nuevas especies que pueden estar causando perjuicios en la flora nativa. Algunas situaciones ya son incontrolables, otras lo serán si no se actúa drásticamente. Ambas producen graves impactos en los ecosistemas de las áreas naturales y por ende a las distintas actividades humanas, trayendo como consecuencia invalorables pérdidas económicas. No olvidemos que si cambia el paisaje, cambia «la mercadería» que queremos vender ¿«Turismo sustentable»? (¿…?)
Y otras de las consecuencias de las exóticas, que van aniquilando o quitando la posibilidad de supervivencia al bosque autóctono, es la desaparición de los pastizales y/o tapiz del sotobosque que cumple una función fijadora del frágil suelo de nuestro territorio, «esponja de humedad», con toda la vida existente en él, en cuanto a biodiversidad podamos imaginarnos. No soportan que «alguien les haga sombra». Se los llama vegetales «heliófilos» (amantes del sol), que ante la imposibilidad de que les lleguen los rayos de vida, se afectan, se afectaron, redujeron su población o desaparecieron para siempre, como es el caso del sotobosque de pinares, con variaciones de pH (acidez de los suelos).
La destrucción de la flora nativa obviamente desestabiliza al clima (temperaturas, humedad, ciclo hidrológico, vientos, etc.). Debemos tener en cuenta que estas especies exóticas «utilizan» mucha agua de los suelos, a diferencia de las nativas, y nosotros vivimos en una región semiárida.
Agregamos algunas citas, entrecomilladas, de entendidos sobre el tema:
«Ahora, bien cómodas y adaptadas, nadie puede parar a estas especies. A tal punto que esta `invasión biológica´ -como la llaman los expertos- es reconocida por la Dirección Nacional de Fauna y Flora Silvestre. Es un gravísimo problema ambiental de la Argentina, aunque no tiene la espectacularidad de un incendio forestal o de un derrame de petróleo», dijo Daniel Forcelli, experto y técnico del organismo público. «Hoy no se permite introducir más especies exóticas, pero antes cualquiera podía ingresarlas al país, no había una conciencia ecológica que tuviese en cuenta los problemas ambientales y económicos que se generan», reconoció Forcelli. Y comparó: (1)«Introducir una especie exótica es como agregar un personaje -que no estaba previsto por el autor- a una obra de teatro. La nueva especie cambiará el desenlace de la historia». (2)«Las especies invasoras son titanes de la adaptación -dijo el ambientalista Claudio Bertonatti-. Como ya están establecidas, hay que implementar urgente programas para erradicarlas de las áreas protegidas y controlar su expansión». (3)
Fotografía Juan Carlos A. Paesani - 29 de septiembre de 2009 - Un quebracho blanco compitiendo con los olmos en el Parque Recreativo Sol y Río
La degradación de los bosques nativos puede acarrear consecuencias sobre las actividades económicas que tengan que ver, por ejemplo con el turismo, control de embalses y/o sistemas de potabilización de agua. Caso concreto como el que se verifica en el lago San Roque, donde entre otros tantos factores de degradación, está la acumulación de sedimentos por el lavado de terrenos. Este año han ocurrido incendios de magnitud donde los suelos de las Cuencas Madres han quedado totalmente desprotegidos y ante una precipitación importante o extraordinaria agravará la situación del embalse y de los mismos suelos arruinados. Un círculo vicioso. En las zonas urbanas, el arrasado del bosque nativo puede ocasionar deslizamientos de tierras, inclusive inundaciones repentinas a través de las descargas serranas y que ya fueron indicadas en estudios realizados en la Cuenca del Río San Antonio.
Como vemos, las cuestiones a tener en cuenta respecto a los bosques nativos son varias. No bastan declaraciones sobre que se van a hacer implantes de especies naturales en los lugares donde se produjeron incendios. Cualquiera que entienda sobre estos temas, sabe que esas soluciones no son tan fáciles, de llevar a cabo, dado los impactos sufridos.
De todos modos, esperamos que quede en manos de los que entienden y ojalá le encuentren las soluciones. Obviamente las remediaciones o restituciones ambientales se lograrán en muchos años, si es que no se siguen afectando irresponsablemente los ecosistemas.Las alóctonas están ganando el terreno sobre las autóctonas, año tras año. Es hora de que todos advirtamos que es un serio problema que se suma a la contaminación de los cursos de agua, embalses, impactos irreversibles de faldeos serranos, destrucción de bosques nativos por incendios u otras causas, deterioro del suelo, carencia o incumplimiento de leyes, basurales a cielo abierto, desarrollo urbanístico desordenado, yacimientos uraníferos sin remediar, control de efluentes, etc. etc..
Como siempre decimos muchos etcéteras que hacen a la «sustentabilidad». ¿El impacto verde, fue, es, o será tenido en cuenta en las evaluaciones, estudios, proyectos realizados, que se realizan o a realizarse? ¡Buena pregunta! De nuestra parte no tenemos respuestas que nos convenzan, sólo sabemos de acciones y trabajos plasmados por científicos (algunos de nuestro territorio) que ya han advertido sobre este grave impacto que hemos generado.
ING. JUAN CARLOS A. PAESANI
Post Grado en Población y Medio Ambiente
(*) Alóctono: del griego allos, «otro»; chthon, «tierra»), ente (biológico o no) que no es indígena. Es el concepto opuesto a autóctono. En ecología se aplica a poblaciones establecidas en una zona pero originarias de otras.
(**) Autóctono (del griego autos, ‘uno mismo’; chthon, ‘tierra’), ente (de naturaleza biológica o inorgánica) natural del lugar donde se encuentra.
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